Un defecto en la instalación eléctrica siempre tiene como resultado modificar tensiones e intensidades propias del equipo afectado. Las magnitudes que actúan sobre las protecciones deben estar ligadas a estas corrientes y tensiones, ya que en caso de una instalación trifásica, las tres tensiones simples V (es decir, entre fase y tierra), las tres tensiones compuestas U (es decir, entre fases) y las tres corrientes en las fases I son las únicas magnitudes eléctricas de las que se dispone para caracterizar el estado de la instalación.
- Tensión U o V
- Intensidad I
- Frecuencia
- Velocidad de variación de alguna de las magnitudes anteriores
- Combinación de alguna de estas magnitudes (potencia U · I, resistencia U/I…)
- Temperatura.
Se suele representar una instalación trifásica mediante la composición de tres sistemas:
Estas componentes no aparecen más que cuando las tres tensiones o las tres corrientes están desequilibradas. En la práctica, se pueden medir estas componentes de la manera siguiente:
Detección de un defecto por diferencia de la fase o de amplitud entre la corriente de entrada y la de salida de un elemento de la red.
Este principio es la base de las protecciones diferenciales.
REFERENCIAS: ASINEL
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