jueves, 21 de enero de 2021

Fallos en las líneas de suministro eléctrico con redes inteligentes


Una cierta clase de fallos incipientes en los cables subterráneos son consecuencia de la entrada de agua y humedad y la formación intermitente de arcos en los empalmes que se extinguen por sí mismos. El fallo se resuelve rápidamente por sí mismo debido a la presión de vapor, con el resultado de que los dispositivos de protección no entran en funcionamiento; por eso se considera que estos incidentes se resuelven espontáneamente. Como los cables subterráneos son frecuentemente un activo fundamental de la empresa eléctrica, es esencial controlar e identificar estos fallos para la gestión proactiva de los mismos y su mantenimiento predictivo. La supervisión continua y el análisis automatizado de datos con inteligencia incorporada son cruciales para disfrutar de esta funcionalidad de red inteligente.


Figura 1: Ejemplo de fallo incipiente. En este caso se produjo un fallo que se resolvió por sí mismo y que no exigió ningún corte de suministro

En la figura 1 se ilustra un ejemplo de fallo incipiente ocurrido en una línea de suministro. El fallo alcanzó un máximo en 1.287 A y duró 0,22 ciclos sin provocar ningún corte del suministro ni el accionamiento de ningún fusible. Por lo tanto, no se guardó ningún registro en los datos de gestión de cortes. En la supervisión posterior se detectaron otros 140 fallos incipientes similares, hasta que se produjo, nueve meses después, el fallo catastrófico que quemó un fusible de 65 A. Los valores de intensidad y tensión de este incidente final se muestran en la figura 2, donde se observa un pico de avería de unos 5.000 A. Entre el primer incidente y el fallo catastrófico hubo otros fallos incipientes similares con picos de corriente de entre 1.000 A y 3.000 A y con polaridad tanto positiva como negativa. Ninguno de estos incidentes dejó huella en los datos de corte de corriente ni provocaron ninguna interrupción del suministro a los clientes. El análisis de tendencias y la cuantificación posteriores revelaron la evolución progresiva de los picos normalizados hacia el momento del fallo final (figura 3). El pico normalizado aumentó hasta casi tres veces su valor inicial hacia el final del período de supervisión. Esta observación indica que la integridad del empalme del cable se fue degradando con cada nuevo arco.


Figura 2: Vista del fallo catastrófico que siguió a la situación de la figura 1, en el que se observan corrientes trifásicas a, tensiones b, análisis de fasores de corriente c y análisis de fasores de tensión d.


Figura 3: Tendencia de la corriente de falta que provoca el fallo de la figura 2.

Este conocimiento casi en tiempo real de la línea de suministro aumenta el valor de las instalaciones de sensores existentes y es fácil de renovar. Aprovecha el potencial de los datos de subestación que ya están registrando los sistemas de protección digitales pero que siguen infrautilizados. Se obtiene así una capacidad de supervisión permanente. Además, también demuestra que es posible identificar la huella de una clase única de fallos de la línea de suministro que evolucionan a lo largo del tiempo y se repiten en una etapa incipiente hasta provocar una avería real.

Puede realizarse un análisis similar de otros tipos de incidentes de la línea de suministro, en particular de los fallos permanentes de cables subterráneos.

La figura 4 ilustra un ejemplo de avería de un cable lateral de la línea principal que se resolvió con un fusible de 40 A. Recoge las curvas en bruto de los datos de intensidad 4a y tensión 4b, así como las de magnitud del fasor 4c 4d. Las curvas de intensidad muestran el ciclo secundario de los picos de corriente.


Figura 4: Trazados de formas de onda a–b  y de magnitud del fasor c–d para un fallo del cable subterráneo

Gracias al empleo de inteligencia incorporada y al análisis automatizado, este incidente pudo detectarse y confirmarse con los datos de la empresa eléctrica.

Además, este tipo de procesamiento también detecta fallos en la línea de suministro adyacente. La figura 5 ilustra un ejemplo de fallo de un cable subterráneo en una línea adyacente a la supervisada. Las curvas muestran una caída de tensión y su efecto en la forma de onda de la intensidad.


Figura 5: Formas de onda de intensidad a y de tensión b y los correspondientes trazados de magnitud del fasor de intensidad c y de tensión d para un fallo del cable subterráneo en un alimentador contiguo

Por último, también se pueden observar y analizar al nivel de la distribución algunos incidentes de transporte y generación. En la figura 6 se ilustra un ejemplo de fallo en un punto anterior del sistema de transporte. Las curvas revelan caídas de intensidad y tensión en varias fases.


Figura 6: Formas de onda de intensidad a y de tensión b y los correspondientes trazados de magnitud del fasor de intensidad c y de tensión d para un fallo de transmisión aguas arriba

El camino hacia la red inteligente

El camino para conseguir una red inteligente pasa por modernizar una red eléctrica centenaria para satisfacer o superar las necesidades de la sociedad digital y fomentar la participación de los clientes. Esto se consigue en parte asegurando o mejorando la adquisición de datos, la gestión, el transporte, la interpretación y la automatización de los sistemas en su conjunto, desde las instalaciones del cliente final hasta las centrales eléctricas convencionales y renovables. El área clave para esta modernización es la red de distribución y la última milla, que están experimentando un cambio radical en relación con su diseño y su propósito original. Se necesitan medios de comunicación para mejorar la protección, el control y la automatización con distintos niveles de inteligencia para procesar los datos de servicio y actuar con inteligencia, seguridad y a tiempo.

La detección en tiempo real y automatizada de sucesos en redes de distribución, y su notificación casi en tiempo real, son requisitos imprescindibles para alcanzar el objetivo final de pasar a un modo de protección, control y supervisión en bucle cerrado. Esta visión del futuro se materializará si se obtienen datos brutos útiles y se emplean sistemas de inteligencia sin fallos que proporcionen información práctica para tomar las decisiones de control adecuadas mediante una infraestructura de comunicación fiable. Aunque muchos sensores en la red proporcionan más datos, es decisivo extraer de forma oportuna y eficaz la información esencial para lograr realmente los objetivos de la red eléctrica del siglo XXI. Se espera que la integración de dichas funciones en el funcionamiento de la red ayude de forma eficaz a que sea más eficiente, fiable, robusta e inteligente que antes.

 

 

FUENTE:

Transcripción parcial del artículo “Información, no datos” (Revista ABB 3/2009)

Autores:

Mirrasoul J. Mousavi, Vaibhav D Donde, James Stoupis, Le Tang (ABB Corporate Research Raleigh, NC, Estados Unidos). John J. McGowan (ABB Distribution Automation Allentown, PA, Estados Unidos)




 

 

















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