HERTZ, Heinrich Rudolf
• 22 de febrero de
1857, Hamburgo (Alemania).
† 1 de enero de 1894,
Bonn (Alemania).
Físico alemán. Hábil
experimentador, construyó un circuito resonante con una cámara de chispas con
el que descubrió en 1885 las ondas electromagnéticas que predecían las
ecuaciones de Maxwell, demostrando también las propiedades de reflexión de
estas ondas y midiendo la longitud de onda de las mismas.
Cuando finalizó el bachillerato,
se fue primero a Frankfurt para estudiar Ingeniería, pero tenía dudas sobre la
carrera que prefería: Ingeniería o Física. Al año siguiente se fue al
Politécnico de Dresde y pasó a continuación un año en el servicio militar en
los ferrocarriles de Berlín. En 1877 se trasladó al Politécnico de Munich para
estudiar Ingeniería, pero seguía sin estar convencido de su vocación. Finalmente,
decidió ir a Berlín para estudiar Física, donde fue alumno de Helmholtz y
Kirchhoff.
Al llegar a Berlín, Hertz se presentó
a un premio para resolver un problema sobre la inercia eléctrica, que ganó.
Helmholtz había sugerido el problema y le gustó el desarrollo de Hertz; es por
ello que le animó a que se presentara a otro premio que ofrecía la Academia de
Berlín, para comprobar experimentalmente una de las sugerencias de las teorías
de Maxwell, pero Hertz no se atrevió en aquel momento. Después de acabar su
tesis doctoral, que le llevó solamente tres meses, se quedó como ayudante de
Helmholtz en el Instituto de Física de Berlín, puesto en el que permaneció
hasta 1880, que aceptó un puesto de investigador en la Universidad de Kiel,
debido al traslado de Max Planck. Como esta universidad no disponía de un
laboratorio adecuado, Hertz se concentró en el trabajo teórico sobre
Metereología, unidades eléctricas y magnéticas, y la teoría de Maxwell.
En el año 1885 Hertz se traslada
a Karlsruhe como Catedrático de Física. Mientras estaba en Karlsruhe, Hertz se
casó y publicó nueve artículos importantes sobre descarga en gases y radiación
electromagnética; de hecho, en 1887, mientras investigaba las descargas
eléctricas en los gases, Hertz descubrió que la presencia de luz ultravioleta
cambiaba la tensión a partir de la cual se producen las descargas entre dos
electrodos metálicos. El fenómeno fue conocido después como efecto fotoeléctrico,
porque la luz y otras formas de energía electromagnética de alta frecuencia provocaban
la emisión de electrones por los metales (sin embargo, las ramificaciones y
estudios de este efecto los harían otros).
En 1888, y por sugerencia de su
antiguo maestro Helmholtz, montó un circuito eléctrico oscilante que se
descargaba entre dos esferas metálicas separadas por un espacio de aire. Cada
vez que el potencial alcanzaba un máximo en una dirección u otra, saltaba una
chispa entre las esferas. Con la chispa oscilante, las ecuaciones de Maxwell
predecían que podían generarse ondas electromagnéticas; cada oscilación debía
producir una onda, de modo que la radiación sería de una longitud de onda
extremadamente larga. Hertz utilizó como dispositivo de detección para
descubrir la presencia posible de tal radiación, una sencilla espira acabada en
dos pequeñas esferas; observó que cuando saltaba una chispa en el circuito
oscilante, saltaban también pequeñas chispas entre las esferas de la espira
detectora; al colocar la espira detectora por diversos lugares de la habitación
del laboratorio, pudo explicar el aspecto de las ondas y calcular su longitud
de onda, que comprobó que era de 66 cm., lo que representaba ser un millón de
veces más elevada que la longitud de onda visible. Comprobó que estas ondas
tenían componentes de campo eléctrico y magnético. De este modo demostró la
existencia de las ondas electromagnéticas que había sugerido Maxwell en 1873.
En Inglaterra, Lodge confirmó los
experimentos de Hertz, y Righi, en Italia, demostró la relación de las ondas
hertzianas con la luz. Este trabajo de Hertz le consagró mundialmente y todas
las universidades le ofrecieron trabajo; Berlín quería que sucediera allí a
Kirchhoff, pero en diciembre de 1888 se fue como catedrático de Física a Bonn
como sucesor de Clausius (también tuvo ofertas de la universidad americana
Clark y de la universidad de Graz para sustituir a Boltzmann). En Bonn, vivió
en la misma casa en la que había estado Clausius. Aquí tuvo como ayudante de
investigación a Philipp Lenard, quien más tarde ganaría el Premio Nobel. Aquí
publicó más artículos científicos y libros de Electromagnetismo y Mecánica.
Debido a un envenenamiento
crónico de la sangre, murió, desgraciada[1]mente para la
ciencia, antes de cumplir los treinta y siete años.
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