jueves, 3 de enero de 2019

El mantenimiento, base fundamental de la seguridad eléctrica






En este post se quiere destacar la responsabilidad a la que induce la necesidad, cada vez mayor, de garantizar la calidad en el suministro de energía por parte de las compañías eléctricas y por otra, la de incrementar la especialización de las empresas de servicios que deben evolucionar con las nuevas técnicas de mantenimiento donde la seguridad integral del hombre y la máquina es el objetivo primordial.

Mantenimiento y seguridad

El mantenimiento es un pilar básico de la seguridad, sin el cual, muchos objetivos de prevención no podrían llevarse a efecto. Normas elementales de seguridad como la que a continuación se indica, así nos lo manifiesta:

“Es preferible prescindir de los sistemas de seguridad, si éstos no se mantienen en perfectas condiciones de servicio”

De aquí se deriva la condición de que sin el mantenimiento, las protecciones mal concebidas o inoperantes, inducen a un falso sentimiento de seguridad cuyo riesgo es más elevado que el no disponer de ellas.

El mantenimiento y la seguridad, por tanto, coinciden en sus procedimientos:

·         El mantenimiento previene las averías de las instalaciones
·         La seguridad previene el accidente del hombre

Tanto los accidentes de trabajo como las averías son incidentes que histórica y sutilmente, de forma apriorística, se diferencian, para poder distinguir entre seguridad y mantenimiento preventivo. Ambos utilizan procedimientos y prescripciones relacionadas:

La protección de las instalaciones, también ampara
la integridad del hombre.
  
Normas de seguridad conocidas como el dualismo hombre/máquina, recurren a la prevención técnica para garantizar la integridad del operario, con ello se quiere significar que el control de los factores humanos resultan más difíciles y problemáticos que los factores técnicos. A pesar de la importancia delos factores humanos, para lograr una seguridad eficaz es más acertado actuar sobre los factores técnicos. La seguridad técnica resulta ser la idónea porque para proteger al hombre paradójicamente debemos olvidarnos de él. Esta es la llamada Paradoja del factor técnico.


Los objetivos básicos del mantenimiento son:
  •  Reducir las interrupciones del servicio eléctrico imprevistas.
  • Aumentar la disponibilidad y vida de las instalaciones.
  • Mantener y mejorar las condiciones de seguridad, tanto de las instalaciones como del personal operario.
Por consiguiente, es acertado decir que el mantenimiento de las instalaciones es un método importante de prevención, integrado en la seguridad, y la seguridad integral alcanza su capacidad preventiva cuando es intrínseca e inherente. Intrínseca porque deberá estar introducida en la instalación desde su concepción e inherente porque debe ser inseparable en condiciones normales de explotación.



La seguridad, analizada bajo un prisma prevencionista está relacionada con cuatro factores dependientes los unos de los otros:

  •  Fiabilidad: Probabilidad con que un sistema o componente, realiza una o varias funciones establecidas, en unas condiciones dadas y durante un espacio de tiempo dado.
  • Disponibilidad: Probabilidad  de que un sistema o componente sea mantenido o restablecido a un estado en el que pueda cumplir las funciones requeridas.
  • Mantenibilidad: Probabilidad para que una operación determinada de mantenimiento pueda ser efectuada durante un intervalo de tiempo dado.
  • Seguridad: Aptitud de un sistema o componente para evitar acontecimientos graves en su servicio durante un espacio de tiempo dado.

Definiciones adoptadas por la IEC 271 y 271 A, donde se observa que el término “aptitud” ha sido reemplazado por el de “probabilidad” en las definiciones precedentes con el fin de permitir un análisis probabilístico; excepto en lo concerniente a la seguridad que continúa siendo un concepto determinista y para el cual se ha conservado el término “aptitud”.

Estos factores característicos de la seguridad pueden parecer contradictorios:

Una excelente mantenibilidad de un sistema o componente va en detrimento de su fiabilidad, en cambio, la disponibilidad de este, es por su parte, un compromiso entre la fiabilidad y la mantenibilidad.

De igual forma podemos asimilar contradicciones entre seguridad y disponibilidad, puesto que cuando el sistema o componente presenta menos riesgos es precisamente cuando éste está parado, entonces la seguridad es máxima pero la disponibilidad es nula.

Sin embargo, cuando se habla de factores técnicos y humanos no podemos entenderlos como condiciones desligadas, pues su conjunto constituye una sola seguridad con dos vertientes, dicho de otra forma, tras todo fallo técnico existe siempre una acción u omisión humana que lo explica, es decir, fallos humanos que explican los fallos técnicos.

En las instalaciones eléctricas, al igual que en cualquier instalación industrial, la seguridad integral debe estar circunscrita en torno al proyecto. El montaje, la explotación y la conservación. De todas ellas, es en la etapa de proyecto de la instalación cuando más seguridad se puede llevar a efecto, al igual que cualquier fallo de seguridad en el diseño, puede comportar un riesgo en las etapas sucesivas. Desde el punto de vista del mantenedor,  tanto los productos como las instalaciones eléctricas desarrolladas por los servicios técnicos son netamente funcionales desde el punto de vista del servicio que prestan. Sin ánimo de crítica, es cada vez más frecuente encontrar determinada aparamenta, máquina o la propia instalación, cuyo entretenimiento exige una vigilancia o revisión periódica en los que sus accesos son muy limitados, de dimensiones muy reducidas que obligan a extremar las precauciones por ser difícil alcanzar sus elementos sin peligro de la integridad física.

Solo un completo conocimiento de los riesgos, nos permitirá en cada caso, utilizar los medios de protección adecuados y las prescripciones de seguridad necesarias para prevenir el accidente.

Analizaremos pues, la seguridad bajo sus distintos aspectos, comenzando con los riesgos que de forma general pueden presentarse en las instalaciones eléctricas y las posibles soluciones que mitigan o disminuyen los efectos de los posibles accidentes o siniestros.

Técnicas operativas en seguridad             

Tal y como se ha venido indicando, son dos las vertientes que pueden conducir hacia la seguridad integral:

a)      Técnicas operativas que inciden sobre el factor técnico:

         De concepción. Tales como:
o   Seguridad en el diseño y el proyecto de las instalaciones.
o   Seguridad en el diseño y proyecto de equipos.
o   Seguridad en el diseño de los métodos de trabajo, etc.
         De corrección. Como pueden ser:
o   Adaptación de sistemas de seguridad.
o   Adaptación de defensas y resguardos.
o   Adaptación a las nuevas normas.
o   Mantenimiento preventivo, etc.

b)      Técnicas operativas que inciden sobre el factor humano, tales como:
  •  Selección del personal
  • Formación en seguridad
  • Adiestramiento
  • Acciones de grupo
  • Disciplina, Etc.

 El factor humano y su influencia en la prevención

La capacidad física de los operarios se debe determinar  en la planificación de los trabajos de mantenimiento, eligiendo los procedimientos más adecuados así como las herramientas y equipos necesarios que faciliten las labores encomendadas. Planificar significa detectar todos los riesgos implícitos en cada trabajo.

En lo que respecta a los riesgos más problemáticos, los ocasionados por el factor humano, se debe:
  •   Evitar la improvisación
  •  Potenciar el profesionalismo.

 El dilema de la pirámide

Las personas estamos expuestas a diversos cambios conductuales por motivos personales que pueden influir negativamente en la seguridad en el trabajo, por ello, a pesar de que se trate de un operario apto, formado y suficientemente equipado, es de su actitud de la que dependerá su seguridad en el momento de ejecutar el trabajo.


La confianza y la rutina en el trabajo es con toda seguridad el riesgo más difícil de prevenir, se va arraigando de forma paulatina en el trabajador conforme este va adquiriendo un mayor nivel profesional. Estos son los factores humanos desencadenantes del mayor número de accidentes, las estadísticas así lo demuestran.

La rutina y la confianza en el trabajo son las mayores causas de accidente en el sector eléctrico y sobre todo en labores de mantenimiento de instalaciones eléctricas, se manifiesta paradójicamente, como consecuencia de un alto nivel de seguridad y profesionalidad en el colectivo de especialistas.

Curiosamente es en los trabajos habituales donde se practica la nefasta rutina, quizás por tratarse de tareas fáciles y repetitivas, en cambio, en los trabajos de emergencias (averías, prisas, situaciones anómalas,…), paradójicamente, de manera sistemática desaparece la rutina y con ella también el accidente, debido a que el especialista intuye el peligro, detecta el riesgo lo considera y lo combate porque tiene a su alcance: formación, aptitud, suficiencia pero sobre todo la actitud, es decir, la voluntad de querer desarrollarlo, y es precisamente sobre la actitud del individuo donde la rutina actúa desarrollando prácticas inseguras que tarde o temprano degeneran en accidentes.

Para evitar la proliferación de estas conductas inseguras, actos rutinarios, gestos nefastos, etc., es necesario:

•             Concienciar
•             Formar
•             Reciclar

¿Cómo se consigue limitar los riesgos ocasionados por el factor humano?


Es necesario corregir las actuaciones inseguras del operario por medio de las siguientes acciones:

1ª acción: influir sobre la ACTITUD de los operarios
  •  Actitud hacia el RIESGO
  • Actitud frente a su SEGURIDAD y la de su grupo de trabajo
  • Actitud hacia los PROCEDIMIENTOS de diseño, montaje, mantenimiento y operación.
  • Actitud hacia el cumplimiento de las NORMAS TÉCNICAS.

2ª acción: FORMACIÓN del personal operario:
  •  La formación aumenta la PRODUCTIVIDAD y elimina los ACCIDENTES.
  • La formación mejora la AUTOESTIMA y la MOTIVACIÓN del trabajador.
  • La formación promueve el DESARROLLO y ayuda al trabajador a ADAPTARSE, INTEGRARSE y sentirse más SEGURO en el puesto de trabajo.

3ª acción: Regular la APTITUD de los operarios con el trabajo a desarrollar:
  •  La aptitud es el CONOCIMIENTO o CAPACIDAD de la persona para realizar funciones de MANERA SEGURA
  • La aptitud determina la posibilidad que tiene la persona de CREAR y FOMENTAR sus CUALIDADES y HABILIDADES. Constituye uno de los pilares fundamentales de la seguridad y, se basa en LA CONFIANZA.

4ª acción: SUFICIENCIA para realizar el trabajo encomendado:                                 
  •  El operario necesita disponer de Equipos de Protección Individual y Procedimientos adecuados para llevar a cabo su labor con seguridad.



Esquema de conducta humana defensiva ante el riesgo eléctrico


 Factores de riesgo en la explotación de instalaciones eléctricas


Existen factores de riesgo durante la explotación de las instalaciones eléctricas que condicionan su normal funcionamiento entre las que se pueden citar:

Factores pasivos

Son circunstancias mecánicas y ambientales que degradan los mecanismos por desgaste y contaminación respectivamente.

Uso inadecuado de equipos

Consecuencia de una deficiente preparación, entrenamiento o motivación del personal operario.

Perturbaciones eléctricas

Cortocircuitos, sobrecargas, sobretensiones, etc. que comportan situaciones de riesgo tales como, incendios, explosiones, emisión de productos tóxicos, contactos indirectos, transferencias de tensiones por el terreno y otros.

Para soslayar estos factores de riesgo existen recursos de diseño en el proyecto y correctivos en el mantenimiento que los eliminan o reducen considerablemente, tales como:
  •  Normas de seguridad para el usuario.
  • Procedimientos de explotación.
  •  Incrementar la calidad de servicio (continuidad, disponibilidad).
  •  Posibilidad de reparación (emergencia, intercambiabilidad).
  • Mejorar la coordinación del aislamiento de la aparamenta (Elección de tensiones y niveles de aislamiento).
  • Mejorar las prestaciones de la aparamenta de maniobra (poder de corte y cierre).
  •  Adecuar los regímenes de neutro.
  • Verificar la selectividad de las protecciones.
  • Revisar la estabilidad del funcionamiento.
  • Comprobar las caídas de tensión (en funcionamiento normal y en el arranque de grandes motores)
  • Compensar adecuadamente la energía reactiva
  • Limitar en lo posible los armónicos en las redes
  • Etc. etc.





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