1 Generador fotovoltaico
El componente elemental de un generador FV es la célula fotovoltaica, donde se lleva a cabo la conversión de la radiación solar a corriente eléctrica. La célula esta compuesta por una delgada capa de material semiconductor, normalmente silicio tratado, con un grosor de alrededor de 0,3 mm y una superficie de 100 a 225 cm2.
El silicio, con cuatro electrones de valencia (tetravalente), se "dopa" con átomos trivalentes (p. ej. boro – dopaje Positivo) en una capa y cierto número de átomos pentavalentes (p. ej. fósforo – dopaje Negativo) en la otra.
La región tipo P tiene exceso de
huecos, mientras que la de tipo N tiene exceso de electrones (figura 1).
Figura
1 – La célula fotovoltaica
En el área de contacto entre las dos capas con diferente dopaje (unión P-N), los electrones tienden a desplazarse desde la mitad con exceso de electrones (N) hacia la mitad con déficit de electrones (P), generando así una acumulación de carga negativa en la región P. Para los huecos de electrones ocurre un fenómeno equivalente, con acumulación de carga positiva en la región N. De esta forma se crea un campo eléctrico en la unión que se opone a la difusión de cargas eléctricas. Al aplicar una tensión desde el exterior, la unión permite el flujo de corriente únicamente en una dirección (funcionamiento como un diodo).
Cuando se expone la célula a la luz, a causa del efecto fotovoltaico2 se crean algunos pares electrón-hueco tanto en la región N como en la P. El campo eléctrico interno hace que el exceso de electrones (resultado de la absorción de fotones por parte del material) se separe de los huecos y los impulsa en direcciones opuestas.
Como consecuencia, una vez que los
electrones han superado la región de agotamiento no pueden regresar ya que el
campo evita el flujo en la dirección inversa. Al conectar la unión a un
conductor externo se obtiene un circuito cerrado, en el que la corriente fluye
de la capa P, con un potencial mayor, a la capa N, con un potencial menor,
siempre que la célula esté iluminada (figura 2).
Figura 2 – Funcionamiento de una célula fotovoltaica
* El efecto fotovoltaico tiene lugar cuando un electrón de la banda de valencia de un material (normalmente un semiconductor) es liberado a la banda de conducción al absorber un fotón con la suficiente energía (cuanto de radiación electromagnética) que incide en el material. De hecho, tanto en los materiales semiconductores como en los aislantes los electrones no pueden moverse libremente. Sin embargo, al comparar los materiales semiconductores con los aislantes la banda prohibida de energía entre la banda de valencia y la de conducción (característica de los materiales conductores) es pequeña, de manera que los electrones pueden alcanzar la banda de conducción fácilmente cuando captan energía del exterior. Esta energía puede ser suministrada por la radiación luminosa, de ahí el efecto fotovoltaico.
La región del silicio que interviene en el suministro de corriente es la que rodea la unión P-N; las cargas eléctricas también se forman en las regiones lejanas, pero no está presente el campo eléctrico que provoca su movimiento y por tanto se recombinan. Por ello es importante que la célula FV posea una gran superficie: a mayor superficie, mayor es la intensidad generada.
La figura 3 representa el efecto
fotovoltaico y el balance energético que muestra el porcentaje considerable de
energía solar incidente no convertida a energía eléctrica.
Figura 3 – Efecto fotovoltaico
100% de la energía solar incidente
- 3% pérdidas por
reflexión y sombreado sobre los contactos frontales
- 23% fotones con longitudes de onda larga, con una energía insuficiente para liberar electrones; se genera calor
- 32% fotones con
longitud de onda corta, con exceso de energía (transmisión)
- 8,5% recombinación de
portadores de carga libres - 20% gradiente
eléctrico en la célula, sobre todo en las regiones de transición
- 0,5% resistencia en
serie que representa las pérdidas por conducción
= 13% energía eléctrica utilizable
En las condiciones de funcionamiento estándar (irradiancia de 1W/m2 a una temperatura de 25 °C) una célula FV genera una intensidad de 3 A con una tensión de 0,5 V y una potencia pico de 1,5 a 1,7 Wp.
En el mercado se comercializan módulos fotovoltaicos compuestos por un conjunto de células. Los más habituales contienen 36 células en 4 hileras paralelas conectadas en serie, con un área comprendida entre 0,5 y 1 m2.
Varios módulos conectados mecánica y
eléctricamente componen un panel, entendido como una estructura común que puede
fijarse al suelo o a un edificio (figura 4).
Figura 4
Varios paneles conectados eléctricamente
en serie componen una cadena, y varias cadenas conectadas en paralelo para
generar la potencia necesaria constituyen el generador o huerto fotovoltaico
(figuras 5 y 6).
Figura 5
Figura 6
Las células fotovoltaicas de los módulos no son exactamente iguales a causa de desviaciones de fabricación inevitables, por lo tanto es posible que dos bloques de células conectados en paralelo no posean la misma tensión.
A consecuencia de esta diferencia, se genera una corriente que fluye desde el bloque de células de mayor tensión hacia el bloque de menor tensión. De este modo, parte de la energía generada por el módulo se pierde dentro del mismo módulo (pérdidas por desequilibrio).
La falta de igualdad de las células también puede deberse a una irradiancia solar diferente, por ejemplo, cuando están parcialmente a la sombra o deterioradas.
Estas células se comportan como diodos, bloqueando la intensidad generada por las otras células.
El diodo depende de la tensión de las otras células y puede provocar la perforación de la unión por sobrecalentamiento local, así como daños al módulo.
Para limitar este tipo de fenómenos, los módulos están equipados con diodos de bypass que cortocircuitan las zonas sombreadas o dañadas del módulo. El fenómeno del desequilibrio también ocurre entre los paneles del campo fotovoltaico a causa de la desigualdad de los módulos, las diferencias en las irradiancias de los paneles, las zonas de sombra y los defectos en algún panel.
Para impedir el flujo de corriente inversa entre los paneles se pueden insertar diodos.
Las células que componen el módulo se encapsulan en un sistema de montaje que:
• aisla eléctricamente las células del
exterior;
• protege las células de los agentes atmosféricos
y de los esfuerzos mecánicos;
• es resistente a los rayos
ultravioleta, a las bajas temperaturas, a los cambios bruscos de temperatura y
a la abrasión;
• disipa el calor fácilmente para evitar que el aumento de temperatura reduzca la energía suministrada por el módulo.
Estas propiedades deben mantenerse durante toda la vida útil prevista para el módulo. La figura 7 muestra la sección de un módulo estándar de silicio cristalino compuesto de:
• una lámina protectora en la parte
superior expuesta a la luz, caracterizada por una elevada transparencia (el material
más común es vidrio templado);
• un material encapsulante que evita el
contacto directo entre el vidrio y la célula, elimina los intersticios
originados por las imperfecciones superficiales de las células y aísla
eléctricamente la célula del resto del panel; en procesos que requieren
laminación suele utilizarse etileno vinilo acetato (EVA);
• un sustrato de soporte (vidrio,
metal, plástico) en la parte posterior;
• un bastidor metálico, normalmente de
aluminio.
Figura 7
En los módulos de silicio cristalino, una vez construidas las células se utilizan contactos metálicos soldados para conectarlas; en los módulos de capa fina la conexión eléctrica es parte del proceso de fabricación de las células, siendo posible gracias a una capa de óxidos metálicos transparentes, como óxido de zinc u óxido de estaño.
2 Inversor
El sistema de acondicionamiento y control energético está formado por un inversor que transforma la corriente continua en alterna y controla la calidad de la energía destinada a la red mediante un filtro L-C montado en el interior del propio inversor. La figura 8 muestra el esquema de conexión de un inversor. Los transistores, utilizados como conmutadores estáticos, se controlan mediante una señal de apertura-cierre que en su forma más simple proporcionaría una onda de salida cuadrada.
Figura 8 – Esquema del principio de funcionamiento de un inversor monofásico
Para que la onda sea lo más sinusoidal
posible se utiliza una técnica más sofisticada: modulación del ancho del pulso
(PWM, pulse Width Modulation). Esta técnica permite regular la frecuencia y el
valor rms de la forma de onda de salida (figura 9).
Figura 9 – Principio de funcionamiento de la tecnología PWM
La potencia suministrada por un generador FV depende del punto de la instalación en el que está operando. Para optimizar el suministro de energía de la planta, el generador debe adaptarse a la carga, de modo que el punto de funcionamiento corresponda siempre al punto de potencia máxima.
Con este objetivo, dentro del inversor se utiliza un chopper controlado llamado seguidor del punto de potencia máxima (MPPT, Maximum Power Point Tracking). El MPPT calcula el valor instantáneo de la curva I-V ("tensión-intensidad") del generador al cual se produce la máxima potencia disponible.
Tomando la curva I-V del generador FV:
El punto máximo de la transferencia de
potencia corresponde al punto tangente entre la curva I-V para un valor dado de
la radiación solar y la hipérbola descrita por la ecuación V . I = const.
(figura 10)
Figura 10: Punto de potencia máxima (MPP) de un generador fotovoltaico
El sistema MPPT de uso comercial identifica el punto de potencia máxima de la curva característica del generador induciendo, a intervalos regulares, pequeñas variaciones de la carga que determinan las desviaciones de los valores tensión-intensidad y evaluando si el producto resultante I-V es mayor o menor que el anterior. En caso de aumento de carga, se mantiene la variación de las condiciones de carga en la dirección elegida. De lo contrario, se modifican las condiciones en el sentido opuesto.
Debido a las características de los rendimientos necesarios, los inversores para plantas aisladas y para plantas conectadas a la red tienen necesidades distintas:
• en las plantas aisladas, los
inversores deben ser capaces de proporcionar una tensión en el lado CA lo más
constante posible dentro de la variabilidad de la producción del generador y de
la demanda de carga;
• en las plantas conectadas a la red,
los inversores deben reproducir, lo más fielmente posible, la tensión de red y
al mismo tiempo deben intentar optimizar y maximizar la energía de salida de
los paneles FV.
FUENTE:
ABB: Plantas Fotovoltaicas (Cuaderno de
aplicaciones técnicas nº 10)
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