THOMSON,
William (lord Kelvin)
•
26 de junio de 1824, Belfast (Irlanda).
†
17 de diciembre de 1907, Netherhall (Escocia).
Matemático y físico escocés.
Catedrático de Física de la Universidad de Glasgow durante cincuenta años. Es
el más importante científico de la época victoriana. Hizo grandes aportaciones a
la Metrología Eléctrica, Telegrafía Submarina y a la Termodinámica, proponiendo
una escala absoluta de medida de las temperaturas.
Su padre era un eminente matemático que
ganó la cátedra de esta asignatura en la Universidad de Glasgow cuando William tenía
siete años, y desde entonces vivió en esta ciudad. Fue un niño prodigio en Matemáticas.
Ingresó en la Universidad de Glasgow a los doce años. A los dieciséis años se
fue a estudiar a Cambridge y se graduó en 1845 con el número dos en Matemáticas.
Al acabar su carrera perfeccionó estudios en París con Regnault, científico que
calculó que el cero absoluto estaba a -273º C. En 1846, cuando contaba solamente
veintidós años, se encargó de la cátedra de Filosofía Natural de la Universidad
de Glasgow, que había de desempeñar por espacio de cincuenta y tres años. Sus trabajos
ejercieron una gran influencia en el progreso de la Física en la segunda mitad del
siglo XIX, de ahí que Glasgow fuera, durante más de medio siglo, uno de los principales
centros intelectuales de Inglaterra.
La mayor parte de sus investigaciones se
realizaron en el campo de la Termodinámica y la Electricidad. Propuso la
creación de la escala absoluta de temperaturas, dio una de las mejores fórmulas
para el cálculo de los efectos térmicos debidos a la compresión la expansión en
gases. Inventó gran número de aparatos de laboratorio para la medida de
magnitudes eléctricas, sus investigaciones culminaron con la
invención del galvanómetro que lleva su nombre.
Sus estudios fueron de una gran ayuda para
la colocación del primer cable transatlántico para telegrafía (1866). Introdujo
el teléfono de Bell en Gran Bretaña. En 1866, en recompensa por sus trabajos
relacionados con la telegrafía submarina, se le concedió el título de Sir, en
1892 el de Barón: lord Kelvin de Largs, y en 1896, con motivo de sus bodas de
oro como catedrático, la gran cruz de la Orden de la Reina Victoria. Tres años
más tarde renunció a la cátedra, pero siguió asistiendo a las clases como
simple estudiante, en 1904 fue elegido Rector de la Universidad. Murió en 1907
y le enterraron en la abadía de Westminster, al lado de Newton. A su
fallecimiento, dejó una herencia de 162.000 libras esterlinas, lo que
representaba una gran fortuna para esa época.
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