domingo, 3 de septiembre de 2017

Aparamenta de Baja Tensión: El Contactor (y Parte 4ª)




5.- Casos  particulares

Consideramos aquí casos o dificultades que pueden darse en el circuito de mando (electroimán).

En cuanto a la seguridad de funcionamiento son preferibles a las tensiones altas (220 V, 380 V). Cara a la seguridad de las personas, son preferibles las bajas tensiones de seguridad (24 V, 50 V). Es frecuente adoptar una tensión intermedia (110 V, 220 V).

5.1.- Baja tensión de seguridad

El margen de tensión exigible para el mando de un contactor, según IEC 60947 - 1 - 4, va del 85% al 110% de la tensión asignada, o sea, el margen para la caída de tensión es del 15%.

La IEC recomienda también que la tensión de la red de alimentación, se mantenga dentro de   5% del valor nominal.

El Reglamento Electrotécnico para Baja Tensión permite las siguientes oscilaciones o caídas de tensión:

     Desde la acometida hasta el equipo general de protección de entrada (línea repartidora y derivación individual) de 1% a 2%.
         En la instalación interior: 5%.

La experiencia diaria muestra lo raro que es el cumplimiento de estos límites; no obstante, siendo optimistas, el margen real disponible es:

                                                            15% - (2% + 5%) = 8%

consumible en lo que es el circuito de mando.

Suponiendo un electroimán que a la atracción consuma 400 VA (ver la sección Consumo del electroimán) y que el circuito de mando, con una longitud l = 25 m, responda al esquema de la figura 21:


Figura 21

En la figura 21, aproximadamente tendremos:



Los bornes de las bobinas y de los contactos auxiliares y demás elementos de mando suelen permitir la conexión de conductores de hasta 2,5 mm2, máximo, 4 mm2. Luego a 24 V, tendremos dificultades prácticas de embornado, mientras que a 230 V tenemos amplio margen.

5.2.- Alimentación a través de transformador

La publicación IEC 60204 recomienda el uso de transformador para alimentar los circuitos de mando, y lo exige cuando los contactores conectados en este circuito, son 5 o más.

Una característica típica de la tensión - intensidad secundarias de un transformador de potencia como los empleados para los usuales circuitos de mando es:



Figura 22

Es evidente que la In del transformador no puede coincidir con la intensidad de retención del mando del contactor pues, de serlo, en el momento de la atracción, la caída de tensión sería tal que el electroimán no podría llegar a completar el cierre (ver el apartado 2.3: Consumo del electroimán).

La solución está en sobredimensionar generosamente el transformador, de manera que en las peores condiciones de arranque (mayor potencia, más contactores simultáneos), la caída de tensión no sobrepase el límite permitido (- 15%), y que con la carga más pequeña la tensión no rebase el valor 1,10 Un (límite térmico de la bobina).

5.3.- Cargas alejadas de la red

Este caso suele darse cuando el motor gobernado está alejado de la red y por razones de regulación o de automatismo, u otras, es conveniente que el contactor sea instalado en las cercanías del motor.

Supongamos, por ejemplo, el caso de una motobomba en un pozo de extracción de agua, con los datos de la figura 23:



Figura 23

Térmicamente, para 41A sería suficiente una línea de 10 mm2, pero para no rebasar el límite reglamentario del 5% de c.d.t. en el punto P, hemos de ir a una línea de 16 mm2 que da una c.d.t. del 4% en régimen normal.

En el momento del arranque, la c.d.t. en el punto P será de:

                                                                               4 x 6 = 24%

lo que podría ser admisible para el motor pero que resulta inadmisible para el contactor C.

Con una línea de 25 mm2, la c.d.t. durante el arranque aún sería excesiva, pues se va al 16% cuando el límite según norma está en el 15%.

Podría ser que el contactor superara este 16%, pero para disponer de un cierto margen de seguridad deberíamos ir a una línea de 35 mm2.

Pasar de 10 mm2 a 35 mm2, parece un poco fuerte.

Otra solución más económica podría ser, según la figura 24, mantener la línea principal de 16 mm2, (Suponiendo que el arranque del motor lo admita), y tirar otra línea auxiliar, de por ejemplo, 1,5 mm2 para el mando.

Esta línea de mando (2 hilos), tendría una resistencia de 4,8 W.

El electroimán de un contactor para 22 kW, puede consumir a la atracción unos 200 VA, lo que a 400 V, supone 0,5 A y por tanto una c.d.t. de 2,4 V, lo que supone sólo un insignificante 0,6%.



Figura 24

5.4.- Circuito de mando de gran longitud

En la sección Límites normalizados de la tensión de mando, se ha citado la posible retención del contactor por el efecto capacitivo que se presenta entre conductores que corren paralelos. Este riesgo es mayor con contactores pequeños, y a medida que crece la tensión del circuito de mando.



Figura 25

Posibles soluciones:

         Aumentar la separación entre conductores
         Empleo de un contactor de mayor tamaño (mayor potencia antagonista).
         Elección de una menor tensión de mando (mayor intensidad de mando).
       Aumentar el consumo del circuito de mando, por ejemplo, conectando resistencias en paralelo con la bobina del contactor.
         Adopción de mando por corriente continua

5.5.- Zumbido del electroimán

En corriente alterna se presenta un zumbido, inherente a la frecuencia de la misma corriente; zumbido de baja intensidad que generalmente pasa desapercibido, pero que en algunos casos concretos es molesto.

Si no puede aislarse acústicamente, una solución es ir al empleo de la corriente contínua para el circuito de mando.

6.- Protección

Un contactor, aparte de las funciones de maniobra (arranque y paro), asociado con otros elementos, puede ejercer también funciones de protección.

No obstante el objeto de este post, es la protección del propio contactor.

6.1.- Influencias ambientales

Se han de considerar factores como: contaminantes químicamente agresivos, ambiente salino, formación de bacterias, mohos u hongos, entrada de pequeños insectos, etc.

Contra estas influencias, o si hay riesgo de sobrepasar los límites indicados, debe crearse un microambiente favorable, mediante, por ejemplo: una envolvente adecuada, ventilación adicional, aire tratado (secado, filtrado, limpiado,...), toma de aire exterior limpio, calefacción local, sobrepresión en el interior de la envolvente, insecticidas, etc.

6.2.- Golpes o males tratos

A parte de lo indicado en 'Posición de montaje' en cuanto a posibles vibraciones y sacudidas procedentes del trabajo habitual, si es probable la posibilidad de golpes o malos tratos, deberá usarse la envolvente o las protecciones adecuadas al caso.

6.3.- Variaciones de la tensión de mando

Si la tensión de mando sobrepasa el límite superior (+ 10%, según norma), aumenta el consumo de la bobina y ésta puede quemarse.

Si la tensión de mando no llega al límite inferior (- 15%, según norma), el contactor puede no iniciar o no llegar a completar el cierre y:

         La bobina se quema por quedar en fase de atracción.
         Los contactos se destruyen por no cerrar con seguridad.

Cuando las variaciones de la tensión son siempre en un mismo sentido, puede ser posible compensarlas eligiendo una bobina para una tensión nominal desplazada de modo que se ajuste a las condiciones reales.

Si con ello las variaciones de tensión, siguen rebasando los límites permisibles, pero sólo de forma esporádica u ocasional, es posible que sea suficiente la protección mediante un relé de tensión máxima o de tensión mínima, (que puede ser temporizado o no). También es posible situar un sensor térmico en la bobina o en sus inmediaciones.

Si las variaciones de tensión hasta más allá de los límites son frecuentes, los paros originados por las protecciones, pueden causar tales inconvenientes, que el remedio sea peor que la enfermedad. Entonces, no quedará más remedio que estabilizar la tensión de mando, ya sea mediante un estabilizador, o mediante corriente contínua proporcionada por una batería de acumuladores.

6.4.- Sobrecargas

Las sobrecargas que pueden presentarse en servicio normal, son las que origina el motor accionado. Cada motor debe disponer de su protección individual; no es correcto con un sólo relé de sobrecarga, proteger simultáneamente más de un motor.

Las sobrecargas que en servicio normal puede originar un motor, van desde un + 10% que aún debe tolerar el motor, hasta 6 u 8 veces el valor nominal, que corresponden al momento de arranque o a la situación de motor calado.

Estas sobrecargas son tolerables durante un cierto tiempo, dependiente de la inversa del cuadrado de la intensidad. La tolerancia térmica del contactor suele ser superior a la del motor.

Como la protección térmica del motor actúa sobre el mando del contactor, al mismo tiempo que protege al motor, protege también al contactor.

6.5.- Cortocircuito

Una sobreintensidad superior a la corriente de motor calado sólo puede provenir de una situación de defecto, como por ejemplo: un cortocircuito en el propio motor, o en la línea que une contactor y motor.

En el caso de líneas de poca potencia, con contactores ampliamente sobrados en relación al motor o carga accionados, es probable que el poder de corte del contactor, sea suficiente para despejar el cortocircuito previsto.

En los demás casos, y en general, hemos de considerar al contactor como no apto para operar en condiciones de cortocircuito. Luego es necesario disponer de algún elemento de protección ante tal eventualidad.

El elemento de protección más empleado es el fusible. La protección es correcta cuando el índice de energía que el fusible deja pasar desde el inicio del cortocircuito hasta su total extinción (valor I2 t del fusible) es inferior al índice de energía que puede soportar el contactor (valor I2 t del contactor).

Estos valores I2 t, los dan los respectivos fabricantes. A menudo el fabricante del contactor no da el valor I2 t si no que indica ya directamente cuál es el fusible máximo adecuado.

Cuando el contactor va asociado a un relé térmico de sobreintensidad; el fusible ha de ser el adecuado para el relé. Como los relés térmicos tienen un índice I2t inferior al de los contactores de igual calibre, resulta que al proteger al relé, también se protege al contactor.

7.- Mantenimiento

El contactor es un aparato que requiere poco mantenimiento, no obstante presenta algunos puntos o aspectos a los que hay que prestar atención.

Por ello son de apreciar las ejecuciones que facilitan la inspección interior y el recambio de componentes. Cuando se trata de cambiar o sustituir un componente siempre es preferible el uso de recambios originales del fabricante. En la mayoría de los casos se tratará de materiales especiales difíciles de encontrar en el mercado (p.e. las cabezas de contacto), o de materiales más corrientes pero de características y tolerancias estrictas y desconocidas por el usuario (p.e. los muelles), o de piezas moldeadas que solo el fabricante puede suministrar.

Mantenimiento de los diferentes componentes del contactor:

7.1.- Electroimán

La avería más frecuente es el fallo de la bobina; espiras cruzadas, hilo cortado.

En el circuito magnético los puntos más débiles suelen ser: el entrehierro  δ  y la espira de sombra S.


Figura 26

El entrehierro δ a electroimán cerrado, de origen suele ser del orden de 0,2 mm. A medida que trabaja el electroimán se desgasta y este entrehierro se reduce pudiendo a la carga, llegar a desaparecer. Ello se traduce en una reducción progresiva de la tensión necesaria para la retención del electroimán al producirse la apertura. Puede llegar al extremo de no abrir el electroimán a tensión nula, retenido por el magnetismo remanente.

La espira de sombra S, normalmente de cobre, no siempre queda bien ligada con el resto del núcleo y, a causa del martilleo del cierre del núcleo se ve sometida a una microvibración que, a la larga, produce un agrietado y finalmente la rotura. Esto se manifiesta por un aumento escandaloso y casi repentino del zumbido del electroimán.

Otra causa de aumento del zumbido puede ser la interposición de cuerpos extraños entre las superficies de atracción del electroimán, que impiden que estas asienten correctamente. Entre estos cuerpos extraños cabe citar:

Partículas desprendidas del propio contactor: fragmentos de virutas, rebabas, granos de metal fundido.

         Restos del embalaje.
         Partículas procedentes del embornado.
         Partículas procedentes del exterior: polvo, motas, semillas, suciedad arrastrada por el aire.
         Restos de insectos o pequeños animales atrapado por el electroimán en cierres anteriores.

7.2.- Contactos

Las cabezas de contacto suelen ser aleaciones o mezclas con elevado predominio de plata (Ag). Una característica importante de la plata es que su óxido es conductor (contrariamente a lo que ocurre con otros metales, como p.e. con el Cu) y además se descompone a temperatura relativamente baja, con lo que el valor del arco regenera el metal a su estado inicial.

Por tanto, la práctica de lijar o limar los contactos para limpiarlos, es perjudicial cuando estos son de plata, pues solo contribuye a reducir su duración.



Figura 27

Los contactos suelen componerse de una parte soporte de cobre (latón cuando son de poca intensidad) y de una placa o pastilla, mayormente de plata, que constituye propiamente la cabeza de contacto.

En el trabajo normal, la parte que más se desgasta y erosiona es principalmente la pastilla de contacto, de manera que se considera agotado el contacto cuando la pérdida de pastilla deja al descubierto el metal-soporte que hay debajo.



Figura 28

Otro aspecto importante es la presión de contacto. De esta presión depende la resistencia de contacto y calentamiento a contactor cerrado. Si esta presión desaparece el contacto puede destruirse en pocos segundos.

Para garantizar la presión de contacto, el recorrido RP del puente móvil 4 debe ser superior al recorrido RC del contacto móvil de manera que siempre disponga de un margen de recorrido MR.

Para garantizar la presión de contacto durante la vida de los contactos, el margen de recorrido MR debe ser superior a la suma del grueso de pastilla del contacto fijo y del contacto móvil.

Por tanto, la existencia de un margen de recorrido entre contacto móvil y puente móvil es uno de los puntos a verificar.

7.3.- Bornes

También aquí es importante la presión de contacto. Una falta de presión conduce a un sobrecalentamiento que puede conducir al tostado de las partes aislantes vecinas, su rotura, su carbonización, y llegar a la inflamación y al cortocircuito. Será necesario pues verificar periódicamente el calentamiento de los bornes y de su correcto apretado.

Si al manipular sobre los bornes ha habido necesidad de apartar alguna protección o cubierta, no se olvide su restitución al finalizar la intervención.

7.4.- Tolerancias, desgaste

Las actuales durabilidades de varios millones de maniobras constituyen, desde un punto de vista mecánico, un número muy elevado de movimientos bruscos de vaivén con su correspondiente desgaste y riesgo de sobrepasar las convenientes tolerancias dimensionales.

Algunos tipos de contactores, en especial de potencias elevadas, presentan dispositivos para compensar estos desgastes. El fabricante da instrucciones para su uso. También es posible que el fabricante dé instrucciones de mantenimiento, como p.e. lubricar periódicamente determinados puntos del contactor. Estas instrucciones deberán seguirse.

Otras veces, el desgaste permite desviaciones de las partes móviles que pueden traducirse en pérdida de simultaneidad o en solapes no deseados entre contactos, principalmente entre contactos auxiliares. Ello puede provocar funcionamientos erróneos o peligrosos. Cuando exista este riesgo, vigilar los límites del desgaste será objeto del mantenimiento.

7.5.- Deformaciones, rozamientos, atascos

Gran parte del contactor está constituida por piezas de resina sintética (termoplásticos y termoestables). Es típico de estos materiales experimentar contracciones y deformaciones con el tiempo. Esta tendencia se acentúa con la temperatura y bajo esfuerzos mecánicos. Ambos factores están presentes en el contactor.

Las tolerancias dimensionales de fabricación, entre otros fines, intentan también absorber las posibles deformaciones que se presentan con el tiempo pero, por causas que pueden ser complejas, no siempre lo consiguen.

A medida que un contactor envejece habrá pues que verificar el juego en el movimiento de las partes móviles, a fin de evitar posibles rozamientos y atascos.

Si hay necesidad de echar mano de la lima habrá que vigilar no comprometer las distancias de aislamiento, y más en especial cuando interviene la presencia del arco.

También es de advertir que los rozamientos y atascos no siempre son consecuencia de deformaciones. Pueden ser debidos a la presencia de suciedad, cuerpos extraños, piezas desplazadas, etc.

7.6.- Suciedad, polución ambiental

Si bien una ligera capa de polvo seco y no conductor puede ser despreciable, en general habrá que proceder a limpiezas periódicas para evitar acumulaciones fuertes que, cuando menos podrían reducir la refrigeración y afectar al funcionamiento.

Más graves son las acumulaciones de:

         Humedad
         Agua
         fluidos agresivos
         polvo conductor: metálico, carbón
         polvo abrasivo: tierras, cemento, canteras
         productos inflamables: harinas, borras
         otros tipos de suciedad: aceites, grasas, mohos
         serrín
         etc...

Son de mencionar también aquí las poluciones estacionales que, en general durante pocos días pero de forma intensa suelen presentarse en determinadas épocas del año. Por ejemplo:

         En otoño, las hojas desprendidas de los árboles.
      En primavera-verano, semillas y borras vegetales que el aire arrastra o lleva en suspensión en gran cantidad.

Estos productos se meten por los rincones, obturan las bocas y conductos de ventilación y, en la época alta pueden requerir atención constante.




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